Muchos de vosotros comenzaréis en breve vuestras vacaciones de verano, lo que suele implicar que nos alejamos de nuestras rutinas habituales como el trabajo… y menos mal.
Sin embargo, para un corredor que entrena habitualmente, abandonar la rutina de los entrenamientos es un error.
Vale que es una época en la que entrenar se hace más difícil por el calor, porque hay que buscar unas horas limitadas al día para evitarlo en lo posible, y también porque, dependiendo de nuestro destino de vacaciones, salir a correr puede ser algo más complicado si no conocemos el lugar.
Pero a pesar de eso, debemos seguir entrenando, aunque sea con un volumen de carrera menor y dando mayor importancia al entrenamiento complementario como es el entrenamiento de fuerza, tal y como ya escribí en la entrada anterior.
Hay corredores populares que prácticamente no entrenan durante el verano, con la excusa de todo lo mencionado anteriormente, y el problema es que cuando llega el fin del verano, quieren entrenar al mismo nivel que los que sí han entrenado en verano, y se dan cuenta de que eso es imposible.
La carrera de fondo es un deporte que requiere continuidad, y en la continuidad está la mejora. Si paramos todo el verano, retrocederemos en nuestro estado de forma y luego necesitaremos bastante tiempo para recuperar ese estado de forma perdido. No se trata de empezar de cero, porque el cuerpo, afortunadamente, tiene «memoria», pero sí se trata de empezar a un nivel más bajo del que teníamos cuando empezó el verano. Es como retroceder muchas casillas en un juego de mesa.
Y eso por no hablar de los excesos veraniegos como comer de más o beber más alcohol de lo debido. Si a esto le sumamos el no entrenar, el aumento de peso está garantizado, lo cual es otro hándicap cuando queramos volver a nuestras rutinas de entrenamiento.
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