Estamos en plena época estival, y en estas semanas la intensidad de los entrenamientos ha disminuido, y también el volumen. En nuestro grupo de entrenamiento estamos ya sentando las «bases» para los objetivos de otoño. Muchos de nuestros corredores tienen puesta la vista en el Maratón de Valencia, otros en diversos medios maratones a disputarse en torno al mes de noviembre, otros quieren mejorar su marca en 10km, y hay quienes se han unido recientemente y sólo buscan ir poniéndose en forma -aunque doy por hecho que al final acabarán corriendo alguna carrera de 10km dentro de algunos meses-.
A día de hoy, nos estamos centrando en hacer rodajes suaves: uno un poquito más largo el fin de semana, y otro más corto entre semana, pero de momento con kilometrajes bajos. También estamos metiendo algo de «chispa» a las piernas con un controlado corto -que el calor aprieta y no es lo adecuado alargarlo más de la cuenta- y con entrenamiento de cuestas, aunque también con volumen bajo (pocas repeticiones). A esto le añadimos dos días de entrenamiento de fuerza (con movilidad previa) a la semana, uno el día del rodaje corto y otro el día de las cuestas, y un día de ejercicios de técnica y reactividad, coincidiendo con el día de controlado.
Como ya comenté a los chicos, este mes de julio estamos empezando el ciclo de entrenamiento «desde muy abajo», para no sobrecargar el cuerpo y que poco a poco vaya generando las adaptaciones necesarias para cuando el calor se vaya y vengan entrenamientos más duros. Por tanto, yo no soy partidario de dejar de entrenar del todo en verano, porque luego llega septiembre y queremos recuperar rápidamente lo perdido por no haber entrenado. Otro caso es dejar de entrenar una semana porque en un destino vacacional se nos haga difícil. No pasa nada, porque en una semana apenas se pierde forma, pero, en líneas generales, lo adecuado es seguir entrenando en verano; suave, pero seguir haciéndolo, para que septiembre no sea más que una continuación a lo trabajado en julio y agosto, y no suponga un suplicio por querer recuperar la forma rápidamente tras dos meses sin apenas entrenamiento. Las prisas no son buenas, y menos en lo que a entrenamiento y ganancia de forma se refiere. Hay que ir sin prisa, pero sin pausa.
