A día de hoy cada vez más corredores son conscientes de la necesidad del entrenamiento de fuerza como complemento a correr, pero, sin embargo, la movilidad articular parece que aún está «por descubrir» para muchos corredores.
Todo corredor ha de tener un amplio rango (que no excesivo) de movilidad articular, sobre todo en la cadera y los tobillos. En cuanto a la rodilla, su función es básicamente de flexión y extensión, con una leve capacidad de rotación cuando está flexionada, así que, no requiere un trabajo tan específico en cuanto a movilidad. De hecho, lo que va a permitir la estabilidad de la rodilla depende precisamente de la cadera y del tobillo.
Los objetivos de una buena movilidad en estas articulaciones son:
Eficiencia mecánica: Una adecuada movilidad en caderas y tobillos favorece la técnica de carrera, mejorando la zancada y el aprovechamiento de la energía elástica. Un rango de movimiento funcional permite que cada gesto sea más fluido, reduciendo gasto energético innecesario, favoreciendo la economía de carrera.
Prevención de lesiones: Limitaciones en la movilidad generan compensaciones que pueden derivar en sobrecargas, tendinopatías o síndrome de la cintilla iliotibial.
Recuperación y longevidad deportiva: La movilidad adecuada disminuye la rigidez post-entrenamiento y facilita la regeneración muscular.
Si hablamos de la cadera, es clave para la extensión en la fase de impulso y la flexión en la fase de oscilación. Una cadera rígida limita la zancada y aumenta el riesgo de sobrecarga en lumbares y rodillas.
En cuanto al tobillo, la dorsiflexión (llevar la punta del pie hacia la espinilla) es fundamental para una buena recepción y despegue. Su limitación puede derivar en fascitis plantar, tendinopatías de Aquiles o problemas en rodilla.
Tienes ejemplos de ejercicios para trabajar tu movilidad articular en:
https://www.instagram.com/p/DOZFSa2DZrz


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