Tanto Pedro como Miguel Ángel han participado hoy en el Maratón de Valencia.
Para Miguel Ángel era un objetivo que ya tenía planteado desde hace tiempo, llevando su ciclo de entrenamiento al día con los pequeños contratiempos que siempre surgen, pero entrenando muy bien en general. Eso se ha traducido en un maratón a un ritmo muy constante y con marca personal incluida en 3h 5min.
El caso de Pedro ha sido muy diferente. Él corrió hace un mes el maratón de Nueva York en un grandísimo tiempo de 2h 44min. Lo más espectacular fue que, a pesar de su perfil rompepiernas, clavó los parciales de principio a fin, algo que muy pocos atletas pueden conseguir en un maratón así. Animado por la sensación de un gran estado de forma tras Nueva York, a última hora decidió correr también el maratón de Valencia. Sin embargo en Valencia no ha podido brillar tanto, terminando en 2h 48min, una gran marca, pero que está algo lejos de su potencial, ya que es un atleta que en un perfil llano como Valencia sería capaz de bajar de las 2h 40min. Y, ¿qué ha pasado entonces? Muy sencillo. Su pico de forma real para la distancia lo tuvo hace un mes, no ahora, y esto es lo más lógico que podía ocurrir. Eso por no hablar de que dos maratones a tope de intensidad con un mes de diferencia supone un esfuerzo enorme para el organismo. Si un atleta me dice que se ve en un estado de forma muy bueno para afrontar una competición concreta, yo me fío de sus sensaciones, y más de un atleta tan experimentado y formidable como Pedro, pero siempre aviso de que hay grandes probabilidades de que estas cosas pasen. Bueno, a pesar de todo, otro maratón más y otra gran marca. ¡Grande, Pedro!
