El caso de Jesús España en el Maratón olímpico pone de manifiesto lo difícil que puede hacerse correr con demasiada humedad. La humedad, junto con el calor, dificultan mucho la transpiración, pues el efecto de refrigeración se produce por evaporación del sudor en la piel, y no por su simple producción. Si el ambiente es muy húmedo, el sudor no se evapora, con lo cual el organismo no se refrigera, y produce más y más sudor, lo que lleva a la deshidratación. En una carrera tan larga como el maratón, esta puede ser una de las causas del temido «muro», lo que puede llevar a la retirada (el peor caso sería el golpe de calor), o, como mal menor, a un bajo rendimiento.
Si prevemos que vamos a correr una carrera con mucha humedad, lo ideal sería entrenar los meses previos en un clima parecido, algo que no siempre podemos hacer, sobre todo si viajamos lejos para competir, hidratarnos bien antes, durante y después de la carrera, y asumir que ese día será muy complicado hacer marca personal.
